baixador " Santa Rita"

Luego de tomar el tranvía desde la parada de Sagunto hasta el Empalme y tomar el tren que se dirige hacia Valencia, empiezo a reconocer las caras de los viajantes que diariamente van en el tren rumbo a sus labores diarias. De ellos, poco sé, todos vamos en silencio, sin pronunciar palabra, con el periódico en la mano y los audífonos puestos. De ellas se un poco más; amigas las unas de las otras, llenan el tren matutino con palabras, chistes, comentarios y todo aquello que les sirva para desahogar una noche en la que, probablemente, mantuvieron silencio ante su marido y su fiel amiga la televisión.

Sus caras me parecen familiares; Creo conocer en detalle a la perrita de esta señora, cuya enfermedad nos ha tenido en vilo a todos, (los del tren) desde hace 2 meses. El veterinario quería operarla, pero no vale la pena. El trauma seria muy fuerte y de todas formas, ella morirá pronto, inevitablemente. Luego de 15 años es difícil que un animal de estos sobreviva, ella entiende que uno debe resignarse. Lo mejor es tratar a su perrita, con el mayor amor posible en estos momentos.

Las salidas al parque se han vuelto un problema, ya no sabe donde hacer sus necesidades, el otro día hasta se estrelló con alguna puerta que no pudo ver. La perra esta mal, pero no sufre. Si fuera así, ella hubiera ayudado para que no siguiera en esas circunstancias. De todas formas la cosa no va bien, le han cambiado el alimento muchas veces y desde hace un tiempo se lo da en la mano, pues en el piso no lo encuentra, ha perdido el olfato y no es capaz de reconocer el alimento.

Pronto recibire la noticia de su ida. Seguramente ella, también les contara a sus amigas y a todo el tren, la fatídica noticia que parece ya, un paso inevitable. Sólo espero que lo cuente antes de pasar por Santa Rita... allí me bajo yo.