Probablemente por ser la hora de dormir, cuando la mente se despeja de los problemas sin importancia y lo vanal del día a día, es que empiezo a escribir sin meditar en tanta profundidad mis palabras. Así, que con un mayor desparpajo, y un poco sin ningun interes literario, me siento frente a mi computador, con una sonrisa en los labios y la tranquilidad de un tiempo bien aprovechado.

Ahora que vuelvo a estar solo, miro las fotos con mis padres y encuentro en ellas mucha alegria, mucho goce y muchas cosas interesantes. Estuvimos compartiendo nuestro tiempo, y probablemente lo hicimos más de lo que lo hubieramos hecho en otras cisrcustancias. El viajar juntos, organizar paseos, salidas, compras o tomarnos una cerveza en alguna terraza de Valencia fueron excusas para poder hablar de todo un poco.
He comprendido, desde hace a algunos años, y no son muchos, que cuando algo muy especial te pasa en la vida, es necesario no aferarrse al momento sino mas bien dejarlo fluir. Sé que el hecho de que algo pase, posibilita que nuevas cosas lleguen. Algún dicho oriental dice que es en el vacío donde está la importancia del pocillo. Si no fuera por ese espacio interior de la taza, en donde cabe todo aquello que se pone en él, este no tendria función. Asi mismo la cosas buenas hay que disfrutarlas y dejar luego el espacio para las nuevas que llenara una vez más la vida de esas cosas que estamos anhelando.


Veo a mi madre en la foto, buscando más allá, espero que sea ese futuro no lejano, ese que esta al alcance de los ojos pero que preferimos detallar con los binoculares, un futuro en el cual su hijo, sus hijos caminan por senderos que los llevan hacia algo que el hombre llama felicidad.

1 comentario:
Es muy rico leer y escuchar tu calma, tu amor y tu sabiduria....
Hay un lugar en ti, desde el cual escribes en ocasiones como esta, que logran sacar de las palabras e imagenes sensaciones y emociones deliciosas...
Disfruto cada vez que me encuentro contigo acá...
Un abrazo...
JDV
Publicar un comentario