martes, 19 de febrero de 2008

EL TURIA, FLORECE



Siempre, la literatura ha recurrido a las mejores comparaciones para evocar los más románticos paisajes. La idea del romanticismo, alude al idealismo de las cosas, a aquello que se vuelve lejano y casi intocable. Cuando un libro nos dice que el Rio Florece, el paisaje se hace lejano, increíble. Una frase con un tinte a Gabriel García Marquez, una especie de Macondo en donde lo inimaginado sucede.

Lo cierto es que el hombre ha dejado el romanticismo pero no de ser romantico, es decir mucha de esa idea se ha perdido a través del tiempo, pero no dejamos de encontrar ejemplos en donde todo lo soñado se ha hecho realidad. Pareciera que la literatura y el cine, han recreado bucólicas imágenes de las cuales el hombre mismo se ha apropiado para pasarlas a la realidad.


El Turia, florece. El Rio Valenciano ha dejado su camino original y se ha llenado de literatura, se ha llenado de realismo mágico y ha empezado desde hace años a florecer. Florece en él, el deporte, la recreación, el espacio de ocio, el espacio cultural, y con esto habitan jovenes, adultos, niños y ancianos, todos tienen cabida en un espacio multiple, un corredor de flujos culturales y urbanos. El espacio que se abre en la mitad de Valencia fluye desde el centro hacia el mar, desemboca en la poco modesta Ciudad de Las Artes y las Ciencias, complejo cultural de talla mundial.

Encontrar un espacio como este nos permite reconstruir un imaginario colectivo, nos permite releer las expresiones del hombre y sentirlas como posibles realidades. Todo cuanto se escribe se imagina y mucho de lo que se imagina puede convertirse en realidad. El rio, el nuevo rio de actividades teje la ciudad, teje la urbe y teje la cultura. Tiene Valencia en este espacio, un eje de calidad de Vida, este eje que la puede proyectar como la ciudad verde y amable de la españa contemporánea.











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