martes, 17 de febrero de 2009
Espejismo
por jairo
metrovalencia/linea 1/trayecto Empalme-Santa Rita
febrero 16.2009
A pesar de su sonrisa en la boca, y los juegos verbales a medialengua con su hijo de dos años, todo su rostro estaba lleno de preguntas. Mientras su pequeño le reia mirandole, sin entenderla más allá, sus vidriosos ojos dejaban vislumbrar la angutia que para ella representaba el futuro de aquel niño que tanto amaba.
Una pequeña sonrisa falsa no lo es para un crio, el vaso vacío, el nuevo ser esta receptivo a todo cariño y la felicidad que simula su madre. Sin embargo, en el metro, a las 8.45, llevando su hijo al trabajo porque no tiene con quien dejarle y ante una incertidumre en el futuro, la imagen tambien parece desconsoladora.
¿Quién es ella misma ahora? ¿A quien pertenece? ¿Como puede ser su hijo suyo y ella a su vez de él? ¿Que pasa si no puede darle de comer? Algunas veces, siente que su único motor es su hijo; por ella haría mucho, más por él todo. Y esto, a su vez la sumía en una tristeza profunda en la cual no se podía quedar.
Al verla, entre el intermedio de su mirada, había un espacio en el cual ella prefería poderse encerrar, dejarse llevar por el tiempo triste de brisas suaves aromatizadas a sauce y rio, pero acá estaba su pequeño, y más allá el mismo hijo... no tan pequeño.
Su cara angustiada y felíz solo tenía que recibir un rayo de sol, una luz de esperanza que le susurrara que todo estará bien. Pero no puedo asegurarles que este rayo llegara. Tal vez tan solo al bajarme del tren, nadie la volvió a ver con tal desconsuelo.
metrovalencia/linea 1/trayecto Empalme-Santa Rita
febrero 16.2009
A pesar de su sonrisa en la boca, y los juegos verbales a medialengua con su hijo de dos años, todo su rostro estaba lleno de preguntas. Mientras su pequeño le reia mirandole, sin entenderla más allá, sus vidriosos ojos dejaban vislumbrar la angutia que para ella representaba el futuro de aquel niño que tanto amaba.
Una pequeña sonrisa falsa no lo es para un crio, el vaso vacío, el nuevo ser esta receptivo a todo cariño y la felicidad que simula su madre. Sin embargo, en el metro, a las 8.45, llevando su hijo al trabajo porque no tiene con quien dejarle y ante una incertidumre en el futuro, la imagen tambien parece desconsoladora.
¿Quién es ella misma ahora? ¿A quien pertenece? ¿Como puede ser su hijo suyo y ella a su vez de él? ¿Que pasa si no puede darle de comer? Algunas veces, siente que su único motor es su hijo; por ella haría mucho, más por él todo. Y esto, a su vez la sumía en una tristeza profunda en la cual no se podía quedar.
Al verla, entre el intermedio de su mirada, había un espacio en el cual ella prefería poderse encerrar, dejarse llevar por el tiempo triste de brisas suaves aromatizadas a sauce y rio, pero acá estaba su pequeño, y más allá el mismo hijo... no tan pequeño.
Su cara angustiada y felíz solo tenía que recibir un rayo de sol, una luz de esperanza que le susurrara que todo estará bien. Pero no puedo asegurarles que este rayo llegara. Tal vez tan solo al bajarme del tren, nadie la volvió a ver con tal desconsuelo.
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2 comentarios:
Muy lindo relato, mi Moneco.
Un besote....
excelente. y ud sbae que yo soy su primer critico.
se le quiere.
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