viernes, 9 de mayo de 2008

"Belleza de Atón, la bella ha llegado"

por jairoa
autoretrato con Nefertiti
En el Althes Museum de Berlin, reposa una de las figuras antiguas mas imponentes del Antiguo Egipto. Mi primer encuentro con el nombre Nefertiti, lo tuve una clase cualquiera, en un día cualquiera en mi facultad de arquitectura. El profesor Isaza, con su particular tono antioqueño, nos narró, al estilo más cuentero posible, que habia, lejos de nuestra ciudad Bogotá, un espacio increible cuya única pieza de exposición era la famosísima Cabeza de Nefertiti (que traduce en egipcio "Belleza de Atón, la bella ha llegado")
Mi recuerdo débil, me dicta: Asi que van ustedes caminado por todo el museo, y de repente suben por una escalera hacia una nueva sala, alli arriba tras una puerta, encuetran una sala negra, con las paredes negras, el techo negro y justo en medio, iluminada justo lo necesario esta la Cabeza de Nefertiti, todo esta concentrado en esa pieza. Si alguna vez tienen oportunidad, esa sala vale la pena por toda la entrada del museo.
Y, que? Pues nada. Un día caminado por entre las calles de Berlín, algún guía histórico dice; Allí, en ese Museo está la famosa Cabeza de Nefertiti. Ahí, algo saltó dentro de mi cabeza. Justo en ese momento encontre una pieza perdida de mis recuerdos. Justo viaje hacia esa sala negra que tantas veces me habia imaginado. Ya había estado en frente de la Cabeza de Nefertiti, sin realmente conocerla, y tenerla ahora allí, a pocos metros de mi se convirtió en una increíble fantasía, de corte fetichista. El imponente Althes Museum, se ofrecía como la mejor de las Celestinas para permitirme aquel encuentro inesperado.
Pagada ya la entrada que seguro estaría más que pagada por la deseada cabeza, recorri muchas salas del museo. En verdad ponía cara de interés por todas esas piezas de las civilizaciones antiguas que conserva el museo, sin embargo a veces mi cabeza se iba hacia el cuento fantasioso del profesor Isaza. Hacia unas esperadas escaleras, cuyo remate tendrían para mí, aquella cabeza iluminada justo lo necesario, como preparada para un encuentro íntimo entre la Reina de la Dinastía XVIII de Egipto y un estudiante cualquiera, que había crecido, sin siquiera esperar este momento.
Sin embargo, Nefertiti no solo apareció antes que las escaleras, sino que en realidad quedó inmersa en un gran conjunto de piezas dentro de una sala blanca y una urna de cristal. El encuentro fué casual. Justo como una Reina lo hubiera planeado. Nadie, y menos en sus condiciones esperaría trás la puerta a quien ya sabe lo que va a ver, dejandola a ella en desventaja. Por eso nuestro encuentro fue en un lugar público. Ella allí, en su urna de cristal y yo allí en mi vestimenta de turista. En verdad, la intención ni era de hablar, no hubo necesidad. Nefertiti, guardando su color por mas de 3300 años, espero para verme pasar.
Quienes entienden de Egipto, sabrán que la Reina desapareció, no dejo un rastro histórico de si misma luego de la muerte de su esposo. Pero alguien no la olvido, ese mismo la esculpio y le dejó, muy seguramente en un lugar negro, oscuro y justo con la iluminación necesaria para que hoy de pronto yo, de pronto ud. tenga el placer de verla en el Althes Museum de Berlin.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Muchas gracias por otro ameno y contagiador relato.

Un abrazo.

JDV